Ukiah, California, se encuentra en una encrucijada. Verde, equidistante de San Francisco y Oregón, encarna tanto los paisajes polarizados de la América moderna como el poder crudo y duradero de la naturaleza. La economía de la zona, que alguna vez estuvo dominada por la producción de cannabis, está cambiando. Su historia está manchada por el genocidio contra el pueblo pomo, un error recientemente reconocido por el Estado. Sin embargo, en este complejo terreno, una pequeña escuela es pionera en un enfoque educativo radicalmente diferente, que prioriza la acción de los estudiantes, la conexión comunitaria y la curación.
Para Kita Grinberg, la belleza natural la atrajo hacia el norte desde Oakland. Cansada de la vida en la ciudad, encontró una vocación en Big Picture South Valley High School, una escuela de continuación donde los estudiantes que se han atrasado en sus créditos pueden recuperar su educación. Kirsten Turner, residente de toda la vida de Ukiah y madre soltera, vio la escuela como una respuesta vital al panorama cambiante de la ciudad: violencia de pandillas, fentanilo y las consecuencias de la legalización del cannabis. Simon Keegan, un antiautoritario que se describe a sí mismo, cree que la clave es simple: “Pídale a los niños que hagan lo que pueden hacer, no lo que usted quiere que hagan”.
El panorama general: aprendizaje personalizado en un sistema roto
Panorama general South Valley no es la típica escuela secundaria. Fundada en 1965 e inicialmente conocida despectivamente como la “Escuela India”, ahora atiende a un alumnado diverso, incluida una importante población indígena. Hace ocho años, se unió a Big Picture Learning, una red global de casi 300 escuelas que defienden la educación personalizada.
El principio básico es simple: a cada estudiante se le asigna un único asesor durante toda su carrera en la escuela secundaria. Este asesor no sólo enseña materias; ellos conocen al estudiante, apoyan sus pasiones y facilitan pasantías y tutorías en el mundo real. La escuela también se ha convertido en un sitio piloto para el Laboratorio de ecosistemas centrado en el estudiante de Education Reimagined, cuyo objetivo es transformar la escuela en un centro comunitario para la curación y el crecimiento.
“Ponemos especial énfasis en que los adultos estén al servicio de los jóvenes”, explica Grinberg. “Para ayudarlos a diseñar sus propios viajes y descubrir su brillantez única”.
Más allá del aula: comunidad, curación y conexiones con el mundo real
El enfoque de la escuela está profundamente arraigado en la comunidad. El asesoramiento de Turner comienza cada día con los estudiantes nombrando una fortaleza que aportan al salón y algo que quieren experimentar ese año. El consejo de Keegan reflexiona sobre el potencial radical de la música, como la canción de protesta brasileña “Andar Com Fe”, y recuerda a los estudiantes que incluso el arte aparentemente inofensivo puede ser una fuerza de cambio.
Se espera que todos los estudiantes de las escuelas Big Picture participen en una profunda autorreflexión, expresando quiénes son y quiénes aspiran a ser. Este no es sólo un ejercicio académico; es un paso fundamental para trazar su propio camino en la vida.
La escuela no rehuye las conversaciones difíciles. Los estudiantes discuten abiertamente los desafíos que enfrentan, desde la violencia de pandillas hasta el abuso de sustancias. Pero en lugar de imponer soluciones, la escuela les permite encontrar sus propias respuestas.
“El sonambulismo durante la infancia”: la perspectiva de los estudiantes
El impacto de este enfoque es palpable. Los estudiantes como Mikey, que alguna vez se sintieron perdidos en un ciclo de apatía, ahora se sienten impulsados por un propósito. Rowan, un antiguo triunfador que se agotó, encontró estructura y apoyo a través de pasantías y tutorías. Marlena, que se perdió en una relación tóxica, redescubrió su pasión y dirección a través del entorno comunitario de la escuela.
“Con demasiada frecuencia, nos quedamos atrapados en un ciclo de sonambulismo durante nuestra propia infancia”, admite Mikey. “Pero lo que me gusta de South Valley es que básicamente dice: ‘A la mierda la escuela como siempre la hemos hecho. El aprendizaje sucede en cualquier lugar. Sólo tienes que ir y encontrarlo'”.
Una receta atemporal: escuchar, honrar y asociarse
El éxito de Big Picture South Valley no es accidental. Es el resultado de un compromiso consciente con tres principios fundamentales: escuchar a los jóvenes, honrar sus necesidades y deseos y asociarse con ellos como iguales.
“Este trabajo requiere mucha paciencia”, enfatiza Keegan. “Hay flujos y reflujos para cada niño… Pero este no es un lugar para atraparte. Está orientado al crecimiento para todos”.
Big Picture South Valley es un testimonio del poder de la educación centrada en el alumno. En un mundo que a menudo exige conformidad, esta pequeña escuela está reescribiendo las reglas, un estudiante a la vez. El enfoque de la escuela no se trata sólo de lo académico; se trata de fomentar la resiliencia, la agencia y un profundo sentido de pertenencia. Es un recordatorio de que la educación, en el mejor de los casos, es un esfuerzo centrado en el ser humano, que prioriza el crecimiento y el bienestar de cada individuo.
Este artículo es parte de una serie que destaca sitios del Laboratorio de ecosistemas centrado en el alumno de Education Reimagined.






















