La tentación de “ahorrar espacio” para la cena de Acción de Gracias omitiendo comidas más tempranas es común, pero los expertos en salud intestinal advierten que esta práctica puede ser contraproducente. Pasar muchas horas sin comer y luego sobrecargar el sistema digestivo con una comida copiosa no optimiza la digestión: la estresa.
Cómo el ayuno altera los procesos naturales del cuerpo
Normalmente, las comidas regulares desencadenan una respuesta hormonal coordinada que controla el hambre, la digestión y la saciedad. El ayuno durante períodos prolongados (más de 10 horas) desequilibra este sistema. El cuerpo se prepara para absorber los nutrientes de manera agresiva cuando finalmente llega la comida, lo que aumenta las contracciones del estómago e intensifica los antojos de comida. Esto puede llevar a comer en exceso, especialmente alimentos ricos en grasas y azúcares.
Como explica la psicóloga Kathryn Tomasino de la Universidad Northwestern: “Si estás ayunando todo el día y luego vas a comer mucho, puedes sentir que tus ojos son más grandes que tu estómago”. El cerebro prioriza los alimentos ricos en energía después de la privación, y un estómago vacío estimula una alimentación más rápida y menos exhaustiva, lo que provoca hinchazón y trozos de comida más difíciles de digerir.
Las consecuencias inmediatas y a largo plazo de comer en exceso
Más allá del malestar inmediato, atiborrarse puede provocar reflujo gástrico e interrumpir el sueño. Saltarse comidas para restringir las calorías a menudo resulta contraproducente debido a este comportamiento de comer en exceso. Si bien las personas sanas pueden tolerar el cambio extremo ocasional entre el ayuno y el banquete, esto plantea riesgos para las personas con diabetes u obesidad. La Dra. Janice Jin Hwang, de la Facultad de Medicina de la UNC, señala que una comida de este tipo puede provocar un desequilibrio peligroso en los niveles de azúcar en sangre.
Alimentación consciente: un mejor enfoque
En lugar de ayunar, concéntrate en cómo comes. Los estudios demuestran que el orden de los alimentos en el plato es importante. Comer proteínas y verduras antes que los carbohidratos ayuda a regular los niveles de glucosa. Si se excede, no entre en pánico. La actividad física suave (como ayudar con la limpieza) puede ayudar a la digestión.
“Desde una perspectiva de salud, no creo que sea una buena opción saltarse comidas en lugar de hacer una comida muy abundante más tarde, porque en realidad no estás ‘ahorrando espacio'”, dice Tomasino. “Si estás desayunando, la mayor parte de esa comida saldrá de tu estómago mucho antes de que tengas otra comida, cuatro o cinco horas después”.
En última instancia, disfrutar conscientemente del Día de Acción de Gracias, sin privaciones extremas de antemano, es la mejor manera de proteger su intestino y saborear la festividad.























