Los ambiciosos esfuerzos de Wisconsin para ampliar los programas de inscripción dual, que permiten a los estudiantes de secundaria obtener créditos universitarios mientras aún están en la escuela secundaria, están chocando contra una pared. El problema central no es la falta de interés de los estudiantes o las escuelas; hay una creciente escasez de profesores calificados para dirigir estos cursos avanzados. Este déficit afecta desproporcionadamente a los estudiantes de zonas rurales y menos prósperas, ampliando las brechas educativas en lugar de cerrarlas.

El creciente estándar para los docentes

Durante años, la doble inscripción ha sido beneficiosa para todos: los estudiantes obtienen una ventaja en la universidad, lo que potencialmente ahorra dinero en matrícula y acelera su carrera universitaria. Sin embargo, los cambios en los requisitos de los instructores han creado obstáculos. En 2015, la Comisión de Educación Superior (HLC) introdujo nuevas directrices que exigen que los profesores de doble inscripción cumplan con las mismas calificaciones que los profesores universitarios: normalmente una maestría más 18 créditos de posgrado en el área temática. Si bien el HLC relajó estos estándares en 2023, muchas universidades ya los habían adoptado.

Esto crea un problema: muchos profesores de secundaria, incluso aquellos con títulos de maestría, ahora se ven obligados a regresar a la escuela para realizar cursos adicionales sólo para impartir una única clase de inscripción dual. El estado ofrece subvenciones de reembolso, pero la aceptación es baja. Los docentes dudan en invertir tiempo y esfuerzo en educación superior a cambio de modestos incentivos financieros.

Por qué esto es importante: acceso y equidad

La situación pone de relieve una tensión fundamental en la política educativa. La inscripción dual pretende ser un nivelador, brindando a los estudiantes desfavorecidos un camino hacia la educación superior. Pero si sólo las escuelas con buenos recursos pueden permitirse pagar o incentivar a docentes calificados, el programa refuerza las desigualdades existentes.

  • Impacto desproporcionado: Las escuelas pequeñas, urbanas y de alta pobreza tienen menos probabilidades de ofrecer estas clases, dejando a los estudiantes atrás.
  • Agotamiento de los docentes: Los educadores que ya hacen malabarismos con cargas de trabajo pesadas se muestran reacios a obtener títulos adicionales con oportunidades limitadas de avance profesional.
  • Déficits de financiación: El estado ofrece subvenciones de reembolso, pero los profesores y las escuelas deben afrontar los costos de matrícula sin garantía de reembolso.

Las deficiencias del sistema

El problema no es sólo la calificación de los docentes; es una desalineación de incentivos. Históricamente, el sistema educativo de Wisconsin prioriza las credenciales administrativas sobre la experiencia en la materia. Los profesores que cursan estudios de maestría suelen aspirar a desempeñar funciones de liderazgo, no a cualificaciones docentes especializadas.

Las escuelas tampoco tienen fondos adicionales para ofrecer cursos de inscripción dual y estas clases no mejoran las calificaciones estatales. Esto crea poca motivación para que los distritos les den prioridad. Algunas escuelas, como Central High en Sheboygan, ofrecen inscripción dual pero aún reciben calificaciones reprobatorias del estado, lo que hace que el esfuerzo sea en gran medida simbólico.

Mirando hacia el futuro

Un proyecto de ley presentado en octubre de 2023 tiene como objetivo simplificar el acceso a oportunidades de inscripción dual para los estudiantes, pero no aborda la escasez de docentes básicos. Sin un cambio sistémico (que incluya incentivos financieros, vías de certificación simplificadas y una reevaluación de cómo se valoran las calificaciones de los docentes), Wisconsin corre el riesgo de socavar el potencial de la matrícula dual para mejorar la equidad educativa.

La situación actual exige una reevaluación de cómo apoyamos a los docentes. Si realmente creemos en el poder de la inscripción dual, debemos invertir en los educadores que la hacen posible.