El futuro de muchas especies de reptiles está en juego a medida que el calentamiento global altera drásticamente su éxito reproductivo. A diferencia de los mamíferos, que determinan el sexo a través de los cromosomas, muchos reptiles dependen de la temperatura durante la incubación de los huevos para determinar si las crías serán machos o hembras. Esto los hace especialmente vulnerables al cambio climático, con consecuencias potencialmente catastróficas.
El destino de los reptiles que depende de la temperatura
Para especies como las tortugas marinas verdes, los nidos más calientes producen abrumadoramente hembras. En la playa de Alagadi de Chipre, donde la temperatura de la arena alcanza los 33-34°C, casi todas las crías son hembras. Este no es un caso aislado; los cocodrilos experimentan la tendencia opuesta: las temperaturas más cálidas producen más machos, lo que potencialmente conducirá a generaciones exclusivamente femeninas para 2100. La cuestión fundamental es que un cambio de tan solo unos pocos grados Celsius puede sesgar por completo la proporción de sexos, amenazando la viabilidad a largo plazo.
Por qué esto es importante: Los reptiles han sobrevivido millones de años de cambios climáticos, pero la velocidad y la escala del calentamiento actual no tienen precedentes. Las especies que ya estaban bajo presión por la pérdida de hábitat ahora enfrentan un colapso reproductivo. Las oportunidades de apareamiento disminuirán, las poblaciones se volverán endogámicas y la supervivencia dependerá de si pueden adaptarse lo suficientemente rápido.
El misterio de la determinación del sexo basada en la temperatura
Los orígenes evolutivos de la determinación del sexo dependiente de la temperatura siguen sin estar claros. Algunas teorías sugieren que evolucionó en especies donde un sexo se beneficia de condiciones más cálidas, pero es desconcertante por qué este sistema persiste en reptiles de maduración lenta como los caimanes (16 años hasta la edad reproductiva) y las tortugas (40 años).
La biología: Los caimanes construyen “montones de abono glorificado” para incubar huevos, con temperaturas justo por encima de 32°C que favorecen a los machos, mientras que las temperaturas más cálidas se inclinan hacia las hembras. Los lagartos exhiben una complejidad aún mayor: algunos dependen de los genes, otros de la temperatura y algunas especies tienen ambos sistemas entrelazados.
Respuestas adaptativas e incertidumbres
A pesar del sombrío panorama, algunos reptiles están mostrando signos de adaptación. Las tortugas marinas anidan a principios de año para aprovechar las temperaturas más frías de la arena, y las tortugas de agua dulce están cambiando sus hábitos de anidación. Sin embargo, estos ajustes pueden no ser suficientes.
Limitaciones: El ritmo del cambio climático puede superar la capacidad de adaptación de los reptiles. La degradación del hábitat restringe aún más sus opciones, dejándoles con menos lugares para anidar en condiciones más frías. Incluso si se ajustan, las temperaturas más cálidas también pueden acelerar el crecimiento, acortando potencialmente la esperanza de vida reproductiva.
El futuro de la reproducción de reptiles
Los investigadores ahora se apresuran a comprender cómo responderán los reptiles al calentamiento continuo. La supervivencia a largo plazo de estas especies depende de si pueden evolucionar lo suficientemente rápido o si la intervención humana (como la gestión del hábitat y el enfriamiento artificial) puede mitigar los peores efectos. Si bien es posible que se produzcan algunos efectos positivos (por ejemplo, un crecimiento más rápido), los riesgos de fallo reproductivo siguen siendo elevados.
La conclusión: El calentamiento global representa una amenaza existencial para los reptiles que dependen de la temperatura. Su destino depende de su capacidad de adaptación, junto con medidas decisivas para frenar el cambio climático y proteger sus menguantes hábitats.
